La Condena
"Consideraciones acerca del pecado,
el dolor, la esperanza, y el camino verdadero"
Original de: Eduardo Luna
Emiliano Rojas
Javiera Núñez
Registro de propiedad intelectual Inscripción nº 138.696
La Condena
Personajes.
George: 22 años. Comerciante.
Frida: 25 años. Novia de George.
Herman: 41 años. Hermano mayor de George.
Escena1
( En algún puente, de algún río, George mirando hacia abajo, agitado, como si hubiese corrido kilómetros).
George
Comenzar acabar, comenzar acabar, el eterno y gran círculo, nuestro destino. El ridículo rito que acostumbramos a realizar todos los días. Todos los días es lo mismo... cada uno con su responsabilidad... Comenzar acabar, el absurdo gran vicio de la vida. Pero hay veces en que ese monstruoso y gran círculo se rompe porque sucede aquél acontecimiento que estaba previsto en nuestro destino, que cambia el rito que acostumbramos a realizar y se abre otro círculo, algo que no encaja en nuestra rutina; lo que comenzaba como siempre y acababa igual, hoy sería distinto...
Escena 2
(Camino a casa de George)
George
Acababa de cerrar el negocio, volvía a casa por el mismo camino que hacía siempre, doblé en la esquina y bajo el mismo farol donde a veces, solo a veces, me detengo a pensar, había una mujer llorando. Su aspecto peculiar la hacían parecer una joven de familia de bien. Era hermosa, porque sus manos limpias reflejaban su prolijidad. Apoyaba el codo en el farol, se quedó erguida mientras me miraba y dejó que la corriente de aire se moviese a lo largo de las articulaciones de los pies, también del cuello, también de las sienes. Apretaba la mano derecha contra el cigarrillo. No parecía molestarle que las ásperas gotas de lluvia cayesen y le raspasen las puntas de sus dedos. Estaba destinado a ayudarla, la calle que normalmente bajaba, subía, llovía como no había llovido nunca antes. Estaba atrapado. ¿Pero qué hacer? Nunca me enseñaron a abordar una mujer, podría hacer como hacen todos: Ser galante, invitarla a tomar un café, acompañarla a su casa, preguntarle su nombre. Me atreví finalmente, estaba destinado. -Buenas noches... ¿Le sucede algo?... ¿Puedo hacer algo por usted?.
Frida
Solo estoy triste, son muchas cosas, ¿Qué hora es?
George
Son casi las siete
Frida
Es tarde... hace frío... llueve...
George
Y ahí estaba yo, conmocionado por el aspecto de la calle iluminada, parado como un tonto sin poder hablar. Callado. Normalmente la gente lo hace para parecer inteligente o interesante, pero yo no, estaba ahí en algo que ya había comenzado y no podía detener. Claro que hacia frío, llovía. Tal vez ella quisiera tomar un café o algo, tal vez debía acompañarla hasta su casa, pero pensé que quizás ella diría: “¡No intente aprovecharse de mí!”. Yo en ningún caso pretendo eso, soy un joven comerciante y tengo una imagen que cuidar... así que, logré alejar todos esos pensamientos de mi cabeza, la enfrenté y le dije: -Sí, hace mucho frío.
Frida
Sería agradable tomar un café ahora... Conozco un lugar por aquí cerca. Pero con esta lluvia tal vez esté cerrado, entonces podríamos ir a...
George
A...
Frida
Su casa, si no le incomoda.
George
No, es más, incluso después del café, tal vez me permita acompañarla hasta su casa.
Frida
Muchas gracias, pero esta noche no tengo casa.
George
No se preocupe, acompáñeme, tomaremos un café, se sentirá mejor y...
Frida
Me gustaría mucho... ¿Cómo se llama?
George
George Bendeman (Le besa la mano que ella le ofrece)
Frida
Frida Brandenfeld, mucho gusto... (Mientras caminan, Frida se toma del brazo de George) ¿Tiene usted novia?.
George
No... Frida se convirtió rápidamente en algo así como parte de la familia, no porque lo buscara, sino porque no pude negarme
Frida
¿Vive usted solo?
George
No, vivo con mi Hermano. Está algo enfermo. Adelante, espéreme un momento. Lo peor que podría hacerle mi hermano, es un par de preguntas incómodas que usted no podrá responder.
Escena 3
(En casa de George, habitación de Herman, George grita el nombre de su Hermano desde que entra en la casa hasta la habitación donde se encuentra).
George
Herman, Herman.
Herman
Shhhhhhhhhhhhht.
George
¿Qué sucede Herman?.
Herman
Hoy ocurrió algo extraordinario George.
George
(Mientras lo viste) Cuéntame Herman.
Herman
Hoy vi a un hombre caminando al frente George, arriba.
George
Seguramente era el verdulero Herman.
Herman
No, porque seguramente el verdulero durante el día permanece en la verdulería vendiendo verdulerías.
George
Verduras Herman.
Herman
Verduras.
George
Al frente, arriba en el sexto piso vive el verdulero Herman.
Herman
¿En qué piso estamos George?.
George
En el segundo Herman.
Herman
Arriba no es precisamente el sexto piso George. (Frida sonríe).
George
No estoy solo Herman...
Herman
Por supuesto que no estás solo, George, me tienes a mí.
George
Ella es Frida.
Frida
Buenas noches.
George
Herman, ella es una antigua compañera de escuela, viene a tomar una taza de café(Herman besa la mano de Frida).
Herman
Qué extraño George, hasta hoy nunca había conocido a uno de tus compañeros de escuela. (George baja la cabeza) ¿Frida?...
George
Frida Brandenfeld, Herman.
Herman
¿Brandenfeld?, ¿Brandenfeld del norte?, George, ¿recuerdas a los Brandenfeld del norte?.
George
No Herman, pienso que quizás yo era muy pequeño cuando nuestra familia visitó a los Brandenfeld del norte.
Herman
Si, eras muy pequeño George, Señorita Frida Brandenfeld del norte, hábleme por favor de su padre... para recordar.
Frida
Ya lo olvidé, no puedo, soy huérfana.
George
Nosotros también.
Frida
Qué coincidencia somos tres judíos huérfanos en una misma habitación.
Herman
Sin embargo señorita Frida Brandenfeld del norte, me siento halagado de recibir a un Brandenfeld en mi casa... George acaba de decirme que viene por una taza de café, George esmérate en atender lo mejor posible a la señorita Frida Brandenfeld del norte, puedes empezar sirviéndole esa taza de café.
George
Enseguida Herman. También puedo encender la chimenea.
Herman
No George, no queremos ofender a un Brandenfeld con una minucia de chimenea.
George
Nuestra chimenea no es una minucia Herman.
Herman
Tú no conociste la chimenea de la casa de los Brandenfeld, esa si era una chimenea, George, además mi piel no soportaría el calor de una chimenea.
Frida
¿Está enfermo?.
Herman
Muy enfermo.
Frida
¿Y qué padece?.
Herman
De muchas cosas.
Frida
Yo podría ayudarlo, soy enfermera.
Herman
¿Enfermera?...¿cuáles son tus estudios George?.
George
Contabilidad Herman.
Herman
Recuerdo haber escuchado que la señorita Frida Brandenfeld del norte fue compañera tuya de escuela George.
Frida
Lo que George olvidó mencionar es que fuimos compañeros en la escuela primaria.
George
Si Herman, para mí, al igual que para tí, también es una sorpresa, una grata sorpresa saber que la señorita Frida brandenfeld es enfermera.
Herman
George, has traído a casa a la señorita Frida Brandenfeld del norte que además es enfermera, seguramente usted podría dar un diagnóstico certero para mi enfermedad.
Frida
Seguramente... dígame, ¿cuales son sus síntomas?.
Herman
George, ¿cuáles son mis síntomas?.
George
Le duelen la cabeza y las sienes.
Herman
Me duelen la cabeza y las sienes.
Frida
(Anotando imaginariamente en su mano) Cabeza y sienes.
George
Siente frío constantemente, pero no puede soportar el calor de la chimenea.
Herman
Mi piel se ha vuelto cada día más sensible y no soporta el calor, por eso prefiero el frío.
Frida
Frío constante.
George
Tiene múltiples úlceras en su cuerpo.
Herman
Úlceras.
Frida
Úlceras. ¿Dolor en los huesos?.
Herman
Sí.
Frida
¿Cuántos huesos?.
Herman
¿Cuántos huesos tiene un cuerpo como el mío?.
Frida
... novecientos ocho.
Herman
Novecientos ocho huesos, de hecho en estos momentos estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano para sostenerme, simplemente para poder verla a los ojos.
Frida
Esfuerzo para sostenerse.
Herman
¿Pero usted está segura que puede darme un diagnóstico certero anotando mis síntomas en su mano? Creo saber que teniendo a un paciente enfrente, es recomendable auscultarlo para dar un diagnóstico certero y dadas las condiciones, pues yo soy su paciente y me tiene enfrente, creo que sería recomendable que me auscultara de inmediato (se desnuda).
George
No creo que sea necesario, Herman.
Herman
Por supuesto que es necesario, George, auscúlteme señorita Frida Brandenfeld del norte (ella coloca su mano derecha en la espalda de Herman). Su fonendoscopio está frío.
Frida
Tan frío como cualquier fonendoscopio que pueda ser puesto sobre su espalda. Diga treinta y tres...
George
Treinta y tres.
Frida
Muy bien, no existen daños pulmonares. Algo más que agregar antes de dar un diagnóstico.
George
Dificultad al orinar.
Herman
Sí (va al suelo y se quita los pantalones), muchas dificultades al orinar, por más que me concentro en este acto, no he sido capaz de ejecutarlo (lleva la mano de Frida a su pene), auscúlteme señorita Frida Brandenfeld del norte y dígame si es algo grave o no, por supuesto usted ya debe saberlo, no tenga reparos en decírmelo, a mi edad las malas noticias no son tan duras como usted quizás piensa.
Frida
Su vejiga está inflamada.
Herman
Inflamada, George deberías haber dicho que mi vejiga está inflamada desde hace años y así le habrías evitado a la señorita Frida Brandenfeld del norte lo incómodo de este tipo de exámenes.
George
¿Se siente incómoda?.
Frida
No... Gajes del oficio. (A Herman) Pienso que su enfermedad
no es física...
George
Si no psicológica...
Frida
Si no psicológica...
George
Una alteración de la mente: Un dolor inmenso como amenaza de muerte.
Frida
Una alteración de la mente
George
Se interpretan erróneamente algunos síntomas somáticos como enfermedad...
Frida
Se interpretan erróneamente síntomas somáticos como enfermedad
George
El eje de la vida de estas personas comienza a ser la preocupación por su cuerpo, y tienden a cuidarse en forma excesiva con el fin de prevenir el agravamiento de sus síntomas.
Frida
Tienden a cuidarse en forma excesiva para prevenir el agravamiento de sus síntomas.
George
Son otras las personas las que deben considerar que el comportamiento atípico es perturbador.
Frida
Otras personas deben considerar el comportamiento atípico como perturbador.
Herman
George... podrías decirme de uno a diez ¿cuáles son tus prioridades?...
George
Número uno, el negocio Herman.
Herman
Eso está muy bien George, número dos...
George
Cuidar de mi Hermano Herman.
Herman
Cuidar de mi Hermano Herman... ahora pasemos a la número diez George.
George
Cuidar que la casa esté libre de inmundicias, Herman.
Herman
Y usted, señorita Frida Brandenfeld del norte, podría decirme ¿Cuál es su prioridad número uno?...
Frida
...Encontrar un hogar.
Herman
Entonces digamos que ya cumplió su prioridad número uno y digamos George que tu prioridad número dos es aplazada como tercera prioridad. Me gustaría, señorita Frida Brandenfeld del norte, que su prioridad número uno esté avocada desde este momento a ejercer su rol como enfermera dentro de su ya cumplida prioridad número uno, si no le molesta...
George
¿No le molesta?.
Frida
(Sonríe) No, Gajes del oficio.
Herman
Dame un gran beso George (George le besa la mejilla), un gran beso George (George lo besa en la boca), puedes continuar con tus actividades George...
Escena 4
(George y Herman en la tina).
Herman
¿Cuántos pasos hay hasta la tina, George?.
George
Solo tres, Herman... ya está, levanta un pie, ahora el otro (Estás ya dentro de la tina, un paso más, ahora puedes sentarte con mi ayuda y la de tu mano derecha apoyada en el borde de la tina) ¿cómo te sientes hoy, Herman?.
Herman
Muy bien, George.
George
Está suficientemente fría el agua, Herman.
Herman
Sí, el baño está muy bien, George.
George
Sin embargo me es imposible superar los baños de nuestra madre, Herman.
Herman
¿Recuerdas a nuestra madre, George?.
George
Vagamente, Herman.
Herman
¿Y qué es lo que vagamente recuerdas, George?.
George
Supongo que era una mujer hermosa, una excelente esposa, una gran madre y que sus baños eran insuperables... ¿estoy errado Herman?.
Herman
No, George, era una mujer hermosa.
George
Una excelente esposa, una gran madre y que sus baños...
Herman
Era una mujer hermosa, George...
George
Si, Herman... ¿Alguna vez quisiste una esposa Herman?.
Herman
¿Has reflexionado alguna vez, George, sobre las preguntas que no se deben hacer?.
George
Supongo, Herman.
Herman
¿Por qué supones George, acaso no tienes claridad sobre lo que dices?. Existen hechos concretos, George. Hay cosas que puedes deducir de tus observaciones.
George
Sí, Herman.
Herman
¿Sí, George?.
George
Si, he reflexionado sobre las preguntas que no se deben hacer Herman.
Herman
¿Y qué has reflexionado George?.
George
Que cuando existe un hombre menor frente a uno mayor, el hombre menor no debe preguntarle al mayor cosas que le puedan incomodar.
Herman
Eso está muy bien George. ¿Y tú que eres, George, mayor o menor?.
George
Ahora soy un hombre mayor, Herman.
Herman
¿Y en tu condición actual dentro de esta casa, George, qué eres, mayor o menor?.
George
Menor, Herman.
Herman
Eso está muy bien, George.
George
Pensé que podía hacerte preguntas, Herman.
Herman
Puedes hacerme preguntas, George. ¿Puedo hacerte yo una pregunta, George?.
George
Sí, Herman.
Herman
Podrías decirme George... ¿Cuáles son tus intenciones con el negocio?.
George
Trabajar en él, Herman.
Herman
Para qué George.
George
Para que podamos vivir holgadamente Herman.
Herman
¿Vivimos holgadamente George?.
George
No Herman... es extraño, porque el negocio cada día nos da más dinero, sin embargo vivimos igual.
Herman
No te preocupes, George, las cosas cambian en algún momento... tienes el ejemplo de los Brandenfeld del norte, George.
George
Por qué, Herman.
Herman
Porque el perfil de la señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, con respecto a su prioridad número uno al llegar a esta casa, no coincide con el perfil de un Brandenfeld del norte, George... ¿Cuáles son tus intenciones con la señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, George?.
George
No lo había reflexionado, Herman.
Herman
Puedes reflexionarlo conmigo, George.
George
...Pienso que es una muy buena enfermera, ¿no es así, Herman?.
Herman
Así es, George... ¿Qué ves cuando ves a la señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera George?.
George
Veo una mujer hermosa, Herman.
Herman
¿Cómo nuestra madre, George?.
George
Como nuestra madre, Herman.
Herman
Entonces, ¿podemos decir que ves en la señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera a nuestra madre? ... puedo mejorar la pregunta, George, ¿ves en la señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, una mujer hermosa, una excelente esposa, una gran madre y una mujer cuyos baños son insuperables, George?, ¿Ella te baña George? (George realiza bruscamente la acción de bañar a Herman).
George
No, Herman, lo hago yo solo...
Herman
(Con dolor) Es suficiente, George, ¿podrías secarme?.
George
Por supuesto, Herman... (Sale Herman de la tina guiado por las instrucciones de George). ¿Crees que la señorita Frida pueda ser una excelente esposa, Herman?.
Herman
Será una excelente esposa, George.
George
Si, será una excelente esposa.
Herman
¿Estoy bien vestido, George?.
George
Sí Herman.
Herman
¿Tal como cuando iba a trabajar?.
George
Tal cuando ibas a trabajar. Ni mejor, ni peor, Herman.
Herman
Eso está muy bien, George.
George
Sí, Herman.
Escena 5
(Frida y Herman, en la habitación de Herman).
Frida
Buenos días.
Herman
Buenos días, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera.
Frida
¿Ha pensado en alguna actividad para hoy?.
Herman
Respirar es una actividad, sin embargo no requiere ser pensada de antemano, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera.
Frida
Por lo mismo, me refiero a actividades pensadas de antemano.
Herman
¿Por qué, debería haber pensado alguna actividad en particular?
Frida
Realizar actividades es parte de su tratamiento...
Herman
Eso está muy bien, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera. Sin embargo no he reflexionado sobre aquello.
Frida
Reflexiónelo conmigo... (Herman solo la mira y no contesta) entonces dígame, ¿qué actividades realiza habitualmente?, me imagino que cuenta con una rutina...
Herman
Si, una rutina, muy grata para mí en mi actual condición, pero no, no existen muchas actividades que en mi actual condición pueda realizar, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera.
Frida
Sin embargo, al decir que no existen muchas, está diciendo que existen, pocas, pero existen. Hoy realizaremos la actividad que más le agrade.
Herman
Dentro de mi rutina no existe una actividad que me agrade particularmente, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera.
Frida
Entonces dígame, qué hacía cuando niño, eso podría servir.
Herman
Observar, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera.
Frida
¿Observar?.
Herman
Simplemente observar.
Frida
¿Y qué observaba?.
Herman
Observaba lo que debía observar para poder sobrevivir, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera.
Frida
¿Y qué observaba?.
Herman
El trabajo, el negocio, la ventana, mi padre... para aprender, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, es lo que hacemos todos, observar para aprender, para poder sobrevivir.
Frida
¿Y observar aquello le causaba placer?.
Herman
¿A qué tipo de placer se refiere, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera?.
Frida
Al tipo de placer que produce risa…
Herman
No, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, como le dije, solo observaba.
Frida
¿Usted reía?.
Herman
No, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera.
Frida
¿Ni siquiera a causa de su Hermano menor?.
Herman
George, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, jamás fue motivo para sentir placer o reírse. Mi prioridad número dos, luego de ser la número uno, observar, era la de cuidar de George.
Frida
Yo me reía de mi perro.
Herman
Un perro no es un Hermano menor, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, un Hermano menor es un Hermano menor como George.
Frida
Sin embargo nos necesitábamos como Hermanos…
Herman
Señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, ¿Le ha servido en algo su interrogatorio acerca de las actividades propias de mi infancia para continuar mi tratamiento?.
Frida
No.
Herman
Entonces, creo conveniente que enumere una lista de posibles actividades y de esa manera podamos elegir la más adecuada para el día de hoy.
Frida
Muy bien, considere el bailar, cantar, comer, matar insectos, imitar personas, encender la chimenea, apagar la chimenea, cambiar el azúcar por la sal, tomar baño de agua fría...
Herman
Si continúa, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, no podré recordar ninguna actividad de las que menciona, por lo tanto, no podríamos discutir cuan beneficioso sería el ejecutar una u otra.
Frida
Muy bien, en primer lugar, pienso que le haría muy bien dar un paseo...
Herman
Continúe...
Frida
Pienso que le haría muy bien dar un paseo...
Herman
No puedo salir, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera.
Frida
Entonces no saldrá, pero sí dará un paseo... no se preocupe, los lugares por donde pasear son siempre los mismos, lo que cambia son las circunstancias. Sígame...
Herman
¿Le agradan estas circunstancias?.
Frida
Mucho ¿Y a usted?.
Herman
Mucho...
Frida
¿Podría preguntarle qué opina de mí?
Herman
Sí...
Frida
¿Qué opina de mí?.
Herman
Que es una excelente enfermera.
Frida
¿Podría entonces, desde el lugar de una -para usted excelente enfermera que está dando un paseo con su paciente, y solo por una cuestión médica- hacerle otra pregunta?.
Herman
Sí.
Frida
¿Usted veía monstruos?.
Herman
Sí.
Frida
¿Ocasionalmente?.
Herman
Regularmente.
Frida
¿Veía muchos monstruos?.
Herman
Solo uno.
Frida
¿Y como era?.
Herman
Era un monstruo inmenso, macizo, de anchas espaldas, monumentalmente fuerte... como la medida de todas las cosas, con una corpulencia desmedida, me intimidaba y me hacía sentir flaco, esmirriado, desvalido. Incluso una vez este espantoso ser me sacó de la cama en medio de la noche porque no dejaba de lloriquear pidiendo agua. Tal vez porque era la única manera de restablecer la calma nocturna, me dejó solo en el pasillo con la puerta cerrada. Nunca pude establecer La justa proporción entre el simple hecho de pedir agua y el que a uno lo saquen fuera.
Frida
¿Nunca acudió donde su madre?
Herman
A ella no le estaba permitido intervenir...
Frida
Y entonces... ¿qué hizo usted con respecto a él?.
Herman
Nada, tampoco me estaba permitido hacer algo con respecto a él.
Frida
¿Y lo sigue visitando?.
Herman
No, o por lo menos no como antes...
Frida
¿Le agrada este lugar?.
Herman
Sí.
Frida
¿Le agrada la música de este lugar?.
Herman
Solo hay silencio, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera.
Frida
No… hay música, especialmente tocada para ser bailada, ¿Le gustaría bailar conmigo?.
Herman
Señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera, usted mejor que yo debería saber que mi cuerpo no está en condiciones de soportar más de una actividad diaria, dar un paseo es suficiente..
Frida
Como su enfermera, es que le pido que baile conmigo, además soy bailarina, por lo tanto, sabré conducirlo de la forma más adecuada.
Herman
¿Usted es una bailarina profesional?
Frida
Se lo acabo de decir, acepte... (comienzan a bailar).
Herman
¿Entonces deberé agregar a su nombre el hecho de que es una bailarina profesional?…
Frida
Ya lo hizo…
Herman
Así es, ¿Estoy bailando señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina?
Frida
Si, lo está haciendo.
Herman
Y cómo cree que lo hago señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina, ¿estoy a la altura de una bailarina profesional como usted?.
Frida
Lo hace maravillosamente.
Herman
Maravillosamente.
Frida
¿Se siente bien?.
Herman
Como nunca, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina.
Frida
Y porqué no sonríe.
Herman
No necesariamente se sonríe cuando se está feliz señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina… (deja de bailar) sin embargo, pienso que han sido suficientes las actividades de hoy, puede retirarse a descansar señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina.
Frida
No necesito descansar, me siento muy bien acá, además hay muchas, demasiadas actividades que aún no hemos realizado...
Herman
Pienso que ya es suficiente, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina.
Frida
También podría enseñarle a cultivar el jardín, a cocinar, a ordenar las cosas, o tal vez a jugar con los niños o a cuidar los detalles o simplemente a volar como en el trapecio.
Herman
¿Usted ha experimentado el trapecio?.
Frida
Solo un poco…
Herman
¿Y sabe volar?.
Frida
Solo un poco…
Herman
Hace dos días señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, ocurrió algo extraordinario… vi a un trapecista.
Frida
¿Dónde?.
Herman
… Al frente, arriba.
Frida
¿Y cómo estaba vestido?.
Herman
Como un hombre a punto de ejecutar el trapecio, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, algo extraordinario.
Frida
¿Vio su rostro?.
Herman
Sí…
Frida
¿Reconoce en ese rostro alguna particularidad?.
Herman
Su rostro. Simplemente sonreía, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista.
Frida
No necesariamente se sonríe cuando se está feliz…
Herman
Así es.
Frida
Entonces, cuénteme del hecho extraordinario.
Herman
Es simple, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, simple porque aquel hombre sonreía, pero el hecho extraordinario es simplemente que aquel hombre llevaba la frente en alto.
Frida
¿Y qué es lo extraordinario en un hombre trapecista, que está a punto de saltar desde el frente, arriba y que lleva la frente en alto?.
Herman
Es extraordinario, porque absolutamente todos los hombres señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista estamos siendo constantemente agradados por nuestras circunstancias, nos agrada nuestra rutina, simplemente porque no deseamos hacer más de lo que se nos exige. Constantemente bajamos nuestras cabezas para no levantarlas jamás. Sin embargo aquel trapecista llevaba su frente en alto antes de saltar, ¿no le parece extraordinario señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista?.
Frida
¿No le parece decepcionante que haya saltado justo en el momento en que logró levantar su frente?.
Herman
No, la voluntad de cada hombre es incierta señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, lo extraordinario, es simplemente que en algún momento existe.
Frida
…
Herman
Cuénteme una historia señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista.
Frida
No soy buena para…
Herman
Digamos que es la historia de una familia, digamos que solo por nominar, son “los Brandenfeld del norte”. Digamos también que usted está incluida dentro de aquella familia y por lo tanto dentro de la historia.
Frida
¿Qué desea saber de mí?
Herman
Nada, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, solo deseo escuchar una historia. Perfectamente puede ficcionar acerca de los hechos que acontecen dentro de esta familia y por supuesto de cómo se desencadenan sus propias relaciones dentro de esta historia...
Frida
… Probablemente los Brandenfeld del norte, eran una gran familia, una familia muy numerosa, por lo tanto tenían una gran chimenea en su casa… Probablemente existían niños y probablemente poseían un perro con el que jugaban… Probablemente entre esos niños existía una niña que siempre jugaba sola… probablemente porque no era muy feliz… Dice que la madre no la quiere.
Herman
Cuénteme, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, ¿Ella ve monstruos?.
Frida
Si, constantemente… constantemente tiene miedo. A ella le encantaría que su madre la escuchara, escuchara por qué y a quien le tiene miedo, pero su madre no escucha… Probablemente también existe una abuela que se dedica a formar a los niños, sobre todo, le interesa que la niña se convierta en una buena mujer… pero a la niña no le interesa.
Herman
¿Y qué le interesa a la niña?.
Frida
Probablemente no sentirse sola... un día la abuela decide morir… y ella se marcha... es una historia como cualquier otra...
Herman
Como cualquier otra.
Frida
Aunque los monstruos siguen apareciendo y por eso es mejor dormir junto a un cuchillo para sentirse más segura.
Herman
Eso está muy bien, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista… le recuerdo que usted es una mujer, es un ser humano y como tal necesita descansar, es suficiente por hoy...
Frida
¿Porqué desea aplazar los momentos en que siente placer?.
Escena 6
(George entra en la habitación de Herman).
George
Buenas tardes, señorita Frida Brandenfeld, buenas tardes Herman.
Frida
Buenas tardes, George Bendeman.
Herman
Buenas tardes, George.
George
Veo que mi Hermano Herman se siente mucho mejor el día de hoy.
Herman
Si, George, la señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera- bailarina-un-poco-trapecista, dice que ya estoy mejor...
Frida
Hemos pasado un rato agradable, su Hermano es un hombre muy gracioso... hace un momento discutíamos si era preciso continuar hoy este rato agradable o dejarlo para mañana... ¿qué opina usted?.
George
No sé... ¿Bailarina y trapecista?.
Frida
Solo un poco trapecista.
George
Si no te molesta Herman, necesito hablar un minuto a solas con la señorita Frida Brandenfeld.
Herman
Si, me molesta el hecho de que sea a solas, George. He creado la curiosa, mas no extraña necesidad de no estar a solas George, necesito a mi enfermera todo el tiempo... George.
George
Eso está muy bien, Herman. Solo es una idea que lleva tiempo en mi cabeza, necesito aclararla con ayuda de la señorita Frida Brandenfeld, para luego poder transmitírtela y que puedas entenderla correctamente.
Herman
No comprendo bien, George
George
Ya veo... sin embargo se supone que hoy estás mejor y además pareciera que olvidaste nuestra última conversación en la tina.
Frida
George Bendeman, usted nunca mencionó que su Hermano olvidaba las cosas durante la enumeración de sus síntomas.
George
Debe ser porque esta es primera vez que lo hace.
Herman
¿Podrías decirme claramente George, qué es lo que hablamos en nuestra última conversación en la tina, que según tu pareciera haber olvidado y que, al parecer, mi nueva necesidad no es compatible con ello?.
George
Simplemente necesito hablar un minuto a solas con la señorita Frida Brandenfeld, Herman.
Herman
¿Qué opina usted, señorita Frida Brandenfeld del norte-enfermera-bailarina-un-poco-trapecista?.
Frida
Pienso que el paciente siempre tiene la razón.
Herman
Además, ¿porqué a solas, George, acaso te molesta mi presencia durante ese minuto, George? Puedo mejorar la pregunta, George ¿Acaso tienes algo que ocultarme, George?.
George
Esta vez no contestaré tu pregunta Herman.
Herman
Vas a contestar George, porque un Hermano menor siempre debe contestar las preguntas que le hace un Hermano mayor.
George
No cuando un Hermano mayor olvida cosas, quizás en algún momento tu mismo diste licencia para que un Hermano menor no contestara ciertas preguntas que hace un Hermano mayor que olvida cosas, y ahora lo olvidaste.
Herman
Yo no he olvidado nada, George, simplemente necesito a mi enfermera. Además, George, sobre aquella última conversación en la tina, particularmente, de la sentencia que pienso dices, he olvidado, pienso, es igual de válida para cada una de las partes que estaba presente en aquella conversación.
George
Al parecer no estás tan bien como dices, Herman.
Herman
Pienso que no deberías volver a hablarme así, George.
Frida
Pienso que un solo minuto no debería afectar su terapia...
George
Solo un minuto, Herman.
Herman
...
George
Solo un minuto, Herman.
Herman
Solo un minuto, George.
Escena 7
(George y Frida en otra habitación de la casa).
George
Creí haberle pedido que cuidase de mi Hermano.
Frida
Más bien él me lo pidió... Noto en su forma de decir que existen quejas en mi manera de hacerlo.
George
Si.
Frida
Hágalas.
George
Es solo una.
Frida
¿Cuál?.
George
La casa está desordenada, y si usted hubiese hecho bien su trabajo no lo estaría.
Frida
Esa no es labor de una enfermera.
George
Quizás sí de una mujer enfermera, bailarina y un poco trapecista, pero como sé que no es enfermera, bailarina y un poco trapecista sé que usted es mucho más que eso, usted tiene responsabilidades que una mujer enfermera, bailarina y un poco trapecista no tiene.
Frida
Sin embargo, yo no tengo nada que ver con el desorden al cual se refiere.
George
Sin duda es su responsabilidad que él haya olvidado a quien correspondía la sentencia que se dio en aquella última conversación en la tina.
Frida
No me haga responsable de lo que olvida o no su Hermano.
George
Déjeme decirle señorita Frida que así como entró en esta casa con responsabilidades, también ha adquirido atribuciones y esas atribuciones requieren de otras responsabilidades, responsabilidades que no le corresponderían a una mujer enfermera, bailarina y un poco trapecista corriente y esas responsabilidades tienen un nombre.
Frida
No comprendo.
George
Le contaré una historia... la historia de un hombre enfermo, solo, cuya soledad lo obligó por circunstancias ajenas a él a verse acompañado por una mujer que lo cuidaría, esa mujer cuya responsabilidad primera era cuidarlo, rápidamente por su manera de hacer, pasó a tener atribuciones y esas atribuciones, señorita Frida Brandenfeld fueron retribuidas con la responsabilidad de ser mi madre, (indicando hacia Herman) su madre... puntualmente señorita Frida Brandenfeld hago todo este engorroso rodeo para pedirle que sea mi novia.
Frida
¿Bromea?.
George
Yo jamás bromearía con una petición como la que le estoy haciendo.
Frida
No le sirve de nada justificarse tanto, George Bendeman; sólo le ahorra a usted el esfuerzo de fingir un poco ante mí.
George
....
Frida
¿Qué se supone que debo contestar?
George
No suponga, señorita Frida Brandenfeld, observe los hechos concretos y conteste lo que desee contestar, pero tenga presente que de su respuesta depende mi felicidad, de la consagración de sus responsabilidades y atribuciones dependo... mi libertad no me corresponde, pero si me corresponde elegir con quien deseo compartir este hecho.
Frida
¿Su Hermano lo sabe?.
George
Si, solo que ahora olvidó que esta petición y respuesta me corresponden a mí y que por lo tanto las cosas pueden cambiar.
Frida
¿Y qué opinaba antes de olvidar que esto le correspondía a usted?.
George
Opinaba que usted sería una excelente esposa.
Frida
¿Para usted?.
George
Supongo.
Frida
Supone...
George
Supongo solo porque estoy nervioso, tenga presente que solo cuento con un minuto para esto, señorita Frida Brandenfeld.
Frida
¿Está realmente nervioso?.
George
Más bien un poco molesto.
Frida
Qué le molesta.
George
Tiene que ver con mi Hermano.
Frida
Su Hermano es un hombre maravilloso.
George
Más bien me molesta el que usted tenga más responsabilidades y atribuciones con él que conmigo, señorita Frida Brandenfeld.
Frida
Quizás es simplemente porque él es un hombre enfermo, solo, cuya soledad me obliga, por circunstancias ajenas a mí, el tener responsabilidades y atribuciones mayores con él que con usted.
Herman
¡George, George!.
George
Ya no me queda tiempo señorita Frida Brandenfeld.
Frida
¿Qué debo contestar?
George
Conteste si desea o no ser mi novia señorita Frida Brandenfeld (Frida asiente con la cabeza y George la besa, su intención es hacerle el amor).
Escena 8
(En la habitación de Herman).
Herman
¡George, George!.
George
Ya estoy aquí, Herman.
Herman
George... ¿Porqué demoraste tanto, George?, ¿No me escuchabas?, ¿O acaso no escuchaste el golpe?.
George
¿Qué golpe Herman?.
Herman
¿Qué hacías George, que no escuchaste el golpe?... tuve la peor y más violenta caída George en años, mi lado derecho está destrozado, George.
George
Perdón Herman, vine apenas escuché tu llamado.
Herman
No es suficiente contigo, George... necesito a mi enfermera.
George
Creo recordar, Herman, el haber escuchado, que te sentías mucho mejor, y ahora nuevamente estás enfermo... te estás contradiciendo Herman.
Herman
Señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, con la autoridad que corresponde a sus atribuciones como enfermera, saque a este hombre de aquí.
George
No estás bien Herman, quizás te haga bien un baño.
Herman
¿Un baño? Qué dice usted, señorita Frida Brandenfeld del norte, enfermera, bailarina, un poco trapecista... ¿necesito un baño? Quizás necesito otra cosa.
George
Señorita Frida Brandenfeld, no es su obligación contestar.
Herman
Por qué, George, ¿Acaso la estoy violentando? ¿La estoy violentando, señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, con mis preguntas?.
Frida
No.
George
No tiene la obligación de contestar porque en primer lugar la señorita Frida Brandenfeld es mi novia.
Herman
¿Es tu novia?... es mi enfermera George... usted tiene la última palabra señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista... ¿Necesito un baño?.
Frida
(A George) No se da el baño.
George
Señorita Frida Brandenfeld, limítese a cumplir con su nueva responsabilidad.
Frida
Solo estoy cumpliendo con mi responsabilidad como enfermera y por lo mismo pienso que no se debe dar el baño.
George
Retírese, señorita Frida Brandenfeld, no quisiera...
Herman
No tendrías porqué hacerlo, George, es tu novia.
George
Retírese señorita Frida Brandenfeld, han cambiado las cosas, las decisiones ahora las tomo yo...
Herman
…Ven aquí George y repite lo que acabas de decir, con la sola diferencia de que lo digas frente a mis ojos.
George
Retírese señorita Frida Brandenfeld, han cambiado las cosas, las decisiones ahora las tomo yo...
Herman
(Lo golpea) ¿Quien es el mayor en esta casa George?.
George
Tú, Herman, pero tú mismo estás inhabilitado para cumplir con el rol del Hermano mayor, y como tú mismo lo señalaste, las cosas cambian, por lo tanto vas a ver, Herman, cómo las cosas cambian en esta casa, vas a ver Herman, como George Bendeman, el Hermano menor ocupa el lugar que le corresponde...
Herman
Sigo siendo tu Hermano mayor, George.
George
Vas a tomar tu baño, Herman.
Herman
No voy a tomar mi baño, George. (George lo desviste) Por cada palabra que no entre en tu cabeza, te voy a golpear, George... (George continúa) Muy bien, George... ¿Dónde está la señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, George?.
George
Ella está descansando, Herman.
Herman
Eso no es cierto, George. Señorita Frida Brandenfeld del norte enfermera-bailarina-un-poco-trapecista, venga a ver el show de George Bendeman, usted que es artista, venga a ver el show de George Bendeman, venga a presenciar como el pequeño George Bendeman mata a su Hermano mayor.
George
Ella está descansando Herman. No vendrá.
Herman
No, ella está observando como matas a tu Hermano mayor George. (George mira hacia la puerta y ve que está Frida ahí, va hacia ella).
Escena 9
(En otra habitación, George y Frida).
George
Sepa, señorita Frida Brandenfeld, que las cosas van a cambiar en esta casa, ahora yo decidiré qué es lo adecuado y qué no es adecuado para mi Hermano Herman.
Frida
¿Quiere decir que desde ahora cesan mis obligaciones como enfermera?.
George
Si, señorita Frida Brandenfeld, pero aún no han cesado sus obligaciones como novia.
Frida
(Va hacia la habitación de Herman)…
George
¿Para qué desea verlo?.
Frida
Para comunicarle que no seré más su enfermera y para decirle que acabo de ver un hecho extraordinario, pero que no es un hombre quien camina al frente, arriba, sino que es una sombra que mueve los brazos, ¿Quiere verla usted también?, está ahí…
George
¿Más bien me gustaría ver algo que jamás he tenido la posibilidad de ver.
Frida
...
George
Deseo verla desnuda señorita Frida Brandenfeld.
Frida
¿Perdón?...
George
La perdono… ahora quítese la ropa…
Frida
No me gusta cuando bromea…
George
No bromeo señorita Frida Brandenfeld.
Frida
Por eso no me gusta que lo haga.
George
No entiendo señorita Frida Brandenfeld, no entiendo que hay de extraño en que un hombre novio de una mujer novia vea el cuerpo desnudo de esa, su mujer novia.
Frida
Por lo mismo es extraño, porque simplemente somos novios…
George
Las cosas han cambiado, señorita Frida Brandenfeld, las mujeres lo han hecho y esas mismas mujeres necesitan hombres que también lo hayan hecho, además, tal como las mujeres y los hombres han cambiado, las condiciones en esta casa también lo han hecho.
Frida
A qué se refiere.
George
Me refiero a que desde hace un momento todo lo que está dentro de estas paredes me pertenece.
Frida
Yo no… las cosas no son tan fáciles como usted pretende indicarlas…
George
Por Dios que no han sido fáciles, señorita Frida Brandenfeld. No tiene opción. Ahora, quítese la ropa.
Frida
Por supuesto que tengo opción… podría ir a tantos lugares donde haya tantos hombres con tan poca voluntad como usted.
George
Usted lo ha dicho, hombres con tan poca voluntad como yo… ¿se da cuenta?.
Frida
¿De qué?.
George
Que su opción… es exactamente igual a la opción de haber aceptado entrar en esta casa, a la opción de ser mi novia, a la opción de estar aquí en este momento, ¿se da cuenta?.
Frida
¿De qué?.
George
Simplemente que no tiene opciones.
Frida
Yo sí puedo optar.
George
¿Eso le han enseñado, señorita Frida Brandenfeld?.
Herman
Entienda, señorita Frida Brandenfeld, que cuando se está condenado no se puede, simplemente, optar a tener opción… acepte su única opción señorita Frida Brandenfeld.
George
(mira a Herman) …
Herman
Continúa, George, solo estoy aquí para observar.
Frida
¿Y puedo saber desde cuando estoy condenada…?
George
(Vuelve a mirar a Frida) Quizás desde que entró en esta casa.
Herman
Quizás desde que nació, señorita Frida Brandenfeld.
George
Por lo tanto, quítese la ropa.
Frida
No puedo, hace frío…
George
Entonces, si no desea quitarse la ropa le propongo un juego, señorita Frida Brandenfeld.
Frida
…
George
El juego consiste en que yo le propongo una acción, por cada vez que usted la realice, no ocurrirá absolutamente nada, y por cada vez que yo le proponga una acción y usted no la realice, sencillamente la golpearé… es importante para la efectividad del juego que usted sonría, señorita Frida Brandenfeld.
Frida
No se puede sonreír cuando no se está feliz…
George
Hágalo, usted sabe hacerlo bien.
Herman
Recuerde que no siempre se sonríe cuando se está feliz.
Frida
(sonríe)…
George
Quítese la ropa…
Frida
(niega con la cabeza)…
George
(La golpea) Quítese la ropa, señorita Frida Brandenfeld.
Frida
(niega nuevamente con la cabeza)…
George
(Nuevamente la golpea) Si usted quisiera podría ganar el juego, señorita Frida Brandenfeld.
Frida
Dígale a su Hermano que en este preciso momento…
George
Quítese la ropa, señorita Frida Brandenfeld.
Frida
(Niega con la cabeza)…
George
(la golpea)…
Frida
Dígale a su Hermano que en este preciso momento estoy viendo algo extraordinario, en frente mío, arriba, pero que no es un hombre, es…
George
(la golpea)…
Frida
(comienza a desnudarse) Es una sombra que mueve los brazos…
George
Eso está muy mal, señorita Frida Brandenfeld, porque aquí no existe ninguna sombra, no existe ningún algo extraordinario, nada es extraordinario, señorita Frida Brandenfeld, está fabulando irresponsablemente sobre cosas que no existen.
Frida
(continúa desnudándose)…
George
Eso está muy bien, señorita Frida Brandenfeld…
Herman
Eso está muy bien George, ahora qué harás…
George
Continuemos el juego, señorita Frida Brandenfeld.
Herman
Eres un niño, George. El juego terminó. Ahora qué harás…
George
No me confundas, Herman...
Herman
No es mi pretensión el confundirte, George, simplemente observo lo que sucede... para que exista juego debe existir un jugador y un jugando, George, digamos que tú eres el jugador y la señorita Frida Brandenfeld el jugando, digamos que el jugando ha abandonado el juego, George... digamos que la señorita Frida Brandenfeld ha abandonado tu juego, George...
George
(Observa a Frida, ella ha bajado su cabeza y está inmóvil) Señorita Frida Brandenfeld, usted puede ganar el juego, ponga su frente en alto. En este momento, usted no tiene derecho a obrar de otra manera que no sea la impuesta por mí (George la toma del cuello y la levanta), no es suficiente señorita Frida Brandenfeld...
Herman
El juego terminó, George.
George
El que me contradigas, Herman, me confunde... me atormenta el que me confundas, Herman. No es suficiente señorita, Frida Brandenfeld, ponga su frente en alto (la golpea).
Herman
¿Por qué te atormenta, George?.
George
Porque es justamente el momento en que debo tomar decisiones... no es suficiente señorita Frida Brandenfeld.
Herman
Estás profundamente errado, George. Señorita Frida Brandenfeld, ahora simplemente piense que ésta es su última clase de trapecio, piense que va a saltar, piense que va a volar, piense que si existen hechos no cotidianos, que sí existe un algo extraordinario.
George
Herman, no puedes contradecirme frente a mi novia, no solo porque me confundes, sino también porque es mi novia... no existen hechos no cotidianos, no existe un algo extraordinario...
Frida
(cae muerta)…
Herman
Eso está muy bien señorita Frida Brandenfeld…
Escena 10
(habitación de Herman)
George
Eso no está bien señorita Frida Brandenfeld. ¿Por qué me confundiste, Herman? Yo no quería que las cosas resultaran así.
Herman
No comprendo, George Bendeman, Hermano menor, no comprendo porqué tu temor a la confusión y por ende a tomar decisiones... tu, jamás has tomado una sola decisión generada a partir de ti mismo.
George
Las cosas han cambiado, Herman.
Herman
Las cosas cambian constantemente, el cómo y porqué es algo que no has reflexionado, George.
George
Simplemente las cosas han cambiado, Herman.
Herman
No has reflexionado sobre el hecho de que quizás y tal vez no deba decir quizás, cada una de las decisiones que tú piensas y afirmas, se generan a partir de tu propia voluntad, no se generan a partir de tu propia voluntad, George.
George
Me confundes, Herman.
Herman
No temas, George, tu próxima decisión ya existe, tu próxima decisión ya ha sido tomada, más bien cada una de tus decisiones, desde el principio fueron tomadas y no precisamente por tí, George.
George
No comprendo, Herman.
Herman
Tomemos como ejemplo el caso que acaba de ocurrir... ¿Qué deseabas hacer con la señorita Frida Brandenfeld del norte, trapecista, George?.
George
Establecer una igualdad entre nosotros, Herman. Demostrar ser apto para el matrimonio, aún siendo intelectualmente incapaz para ello, que podría dirigir el negocio de manera autónoma, que la mujer que traía a casa no la traía porque se me apareciera en medio del camino....
Herman
No se puede anular lo que somos, George. No podemos borrarnos a nosotros mismos.
George
No pretendía hacerlo, Herman.
Herman
Por supuesto que no pretendías hacerlo, George.
George
Herman...
Herman
Pretendías muchas cosas con respecto a la señorita Frida Brandenfeld, George, pretendías cambiar muchas cosas, pretendías... Sin embargo ella ya no existe, George, por qué, no porque tu lo hayas decidido, sino simplemente porque no fuiste capaz de aceptar tu propia condena, la misma que la de cada una de las personas que ves cada vez que vuelves del negocio, George.
George
No entiendo Herman.
Herman
No existe un algo a entender, George, simplemente un algo que aceptar.
George
Si tan solo supiera qué es, Herman...
Herman
Es una de las preguntas, George, que jamás, inevitablemente, podremos contestar ni siquiera tú, ni siquiera yo, absolutamente nadie, George.
George
¿Por qué, Herman?.
Herman
Así son las condenas, George. Así ocurre con cada uno de nosotros. Yo no decidí permanecer en este encierro, la señorita Frida no decidió el entrar en esta casa, tú no decides la época exacta cuando los negocios estén bien, tú no decidiste asesinarla, absolutamente nadie decide nada, absolutamente nadie decide nacer, George...
Escena11
( En algún puente, de algún río, George mirando hacia abajo, agitado, como si hubiese corrido kilómetros).
George
No podía seguir escuchando, pero su rostro se movía como si aún continuase hablando. Fue entonces cuando también inevitablemente, sin que lo decidiera, salí corriendo, corriendo por las calles, solo me detuve cuando vi el puente. Me aferré a la baranda como un hambriento a su comida, la salté limpiamente como el atleta distinguido, que para orgullo de mis padres fui en mi juventud; me sostuve un instante con mis manos frías y cada vez más débiles y temblorosas, a esa hora como a todas las horas la gente solo escuchaba el ruido de la ciudad, parecido a un sordo rumor de hormigas, Me sostuve como si quisiera que la situación fuese distinta, cambiara, sin embargo cerré los ojos y me solté, una interminable fila de vehículos pasaba por el puente, mientras me precipitaba hacia abajo recordé, recordé que acababa de cerrar el negocio, volvía a casa por el mismo camino que hacía siempre, doblé en la esquina y bajo el mismo farol donde a veces, solo a veces, me detengo a fumar, había una mujer llorando. Su aspecto peculiar la hacían parecer una joven de familia de bien. Era hermosa, porque sus manos limpias reflejaban su prolijidad. Apoyaba el codo en el farol, se quedó erguida mientras me miraba y dejó que la corriente de aire se moviese a lo largo de las articulaciones de los pies, también del cuello, también de las sienes. Apretaba la mano derecha contra el cigarrillo...
FIN
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